En el seno del recinto de la Abadía de Escaladieu se extienden unos grandes jardines. Resultan indispensables para que los monjes se puedan entregar al trabajo manual, parte integrante del equilibrio de la vida cisterciense. Al este de los edificios encontramos diversos talleres, cuadras, un molino, un huerto, un jardín de plantas medicinales, así como los vergeles de la abadía. Estos jardines, verdaderos alimentos medicinales, permitían que la comunidad fuera autosuficiente y pudiera vivir en una autarquía casi completa.
El vivero
En la parte norte de los jardines se encontraba el vivero de la abadía. Éste último se alimentaba directamente del agua del Arros y permitía a los monjes criar peces, pues los cistercienses eran vegetarianos. La alimentación del estanque formaba parte de la red hidráulica de la que estaba dotada la abadía. Ésta última poseía una completa red de canalizaciones y desagües.